martes, 26 de abril de 2016

El límite de lo soportable


Ph: Ana Paula Amado - marzo 2016 - Pinamar, Argentina


El límite de lo soportable

Ese encuentro indecible con lo real. Ese impacto feroz que arrasa y desborda cuerpo y alma. Desata el delirio fugaz y apremiante de las urgencias que exigen. Y allí es donde nuestro trazo se despliega inscribiendo y escribiendo su marca singular.

Ana Paula Amado, Abril 2016

martes, 19 de abril de 2016

En el habitar encontramos un paralelismo con nuestra existencia

En el habitar encontramos un paralelismo con nuestra existencia


Es imposible (o debería serlo) hablar de arquitectura sin hablar del habitar. De hecho podríamos decir que el fin de la arquitectura es crear espacios para ser habitados. En tal sentido la arquitectura precede al habitar aunque su verdadera consagración resida en él. Es decir, es en el habitar donde se verifican (o no) las intenciones del proyecto.
Si profundizamos en el concepto de habitar inevitablemente nosencontraremos con Heidegger: “Somos en la medida en que habitamos”, y de su mano rápidamente llegaremos a la conclusión que sin el habitar no hay lugar, y sin lugar no hay arquitectura.
Existe una profunda relación entre habitar y vivir. No se trata solo de residir, de permanecer estático. Habitar es un concepto mutable. Es moverse, desplazarse. Apropiarse de un espacio. Reconocerse en él. Saberse contenido. Es también sentir el cobijo y el permiso de demorarse en él. Estar sin hacer nada, recostarse al sol, escuchar esa canción, leer un libro. Contemplarlo dominado por la pulsión de la inacción. Es querer quedarse. También extrañarlo. Soñarlo. En realidad construir es habitar. Este es el punto penetrante en Heidegger. Sólo es capaz de construir quien ha habitado. Quien ha vivido. Casa y cuerpo como depósitos de la memoria. Como metáforas de identidad e intimidad. Podemos entender la casa como extensión de uno mismo. Como escudo y espejo al mismo tiempo. Nos resguarda y representa. En el habitar encontramos un paralelismo con nuestra existencia. 
Entonces podemos decir que la forma en que habitamos es nuestra forma de estar en el mundo. Tenemos aquí una tensión entre las palabras y las cosas (Foucault). Sabemos que los modos de habitar han cambiado y sin embargo se sigue hablando de construir para la familia “tipo”. Me gustaría detenerme aquí y re-definir varios conceptos fundamentales para nuestro quehacer arquitectónico. Ya que la arquitectura es ante todo una forma de dar respuesta, pero para ello creo que debemos empezar por hacer buenas preguntas. Esto implica despegarnos de la ficción arquitectónica, producto de los tiempos actuales dominados por la imagen y la necesidad imperiosa de llenar (no importa con que) ese vacío al que somos incapaces de enfrentarnos. 
Ana Paula Amado




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MACBA - Barcelona / arq.Richard Meyer